2.1 Quiera Dios liberarme de la astronomía, para que pueda dedicarme a trabajar en mi obra sobre la armonía del mundo.

(Citado en Franz Hammer, "Die Astrologie des Johannes Kepler", Sudhoffs Archiv 55, 2 [1971], p. 124; ca. 1610)

2.2 He completado ya mi obra confesional... Me entrego ahora a una sagrada locura... Estoy lanzando los dados y escribiendo un libro para el presente o el futuro. No me importa cuál. ¡Quizá [el libro] deba esperar cien años para encontrar su lector!

(Ibid., 1618)

Con ciencia

En todas las edades los hombres han procurado congregar la suma del conocimiento y la experiencia de su época, en un solo todo que pudiera explicar sus relaciones con el universo y sus posibilidades en él. En la forma ordinaria nunca pudieron lograrlo. Porque la unidad de las cosas no se reconoce por la mente ordinaria, en el estado ordinario de conciencia. La mente ordinaria, refractada por las innúmeras y contradictorias insinuaciones de los diferentes aspectos de la naturaleza humana, debe reflejar el mundo tan vario y confuso como el hombre mismo. Una unidad, un modelo, un significado que todo lo abarca —si es que existe— sólo podría discernirse o experimentarse en un estado de conciencia diferente. Únicamente sería esto realizable por una mente que se hubiera unificado a sí misma.
¿Qué unidad, por ejemplo, podría percibir aún el más brillante de los físicos, filósofos, teólogos, que mientras cabalga distraído sobre un banquillo, se enoja de quedar chasqueado, no se da cuenta cuando irrita a su mujer y, en general, está sometido a la trivial ceguera cotidiana de la mente ordinaria y cuyo trabajo hace con habitual falta de atención? Cualquier unidad que alcance en tal estado puede existir sólo en su imaginación.

Por esto, la tentativa para reunir en un solo haz el conocimiento se ha conectado siempre con la búsqueda de un nuevo estado de con ciencia. Aquélla carece de significado y es fútil, apartada de esta búsqueda.

Quizá aún podría decirse que los pocos intentos que han tenido éxito y que han llegado hasta nosotros, presentan los signos de ser única mente productos secundarios de dicha búsqueda, cuando ésta resultó exitoso. Los únicos convincentes ‘modelos del universo’ en existencia son aquéllos dejados por hombres que, con toda evidencia, lograron una relación completamente diferente con el mundo y la conciencia de él, de aquélla que atañe a la experiencia ordinaria.
Porque estos verdaderos ‘modelos del universo’ no solamente deben presentar la forma interna y la estructura de este universo sino que, también deben revelar la relación del hombre, con aquél y sus destinos presente y posible en el mismo. En este sentido, algunas de las catedrales góticas son modelos completos del universo, en tanto que un planetario moderno, no obstante toda su belleza, todo el conocimiento y toda su exactitud, no lo es. Porque este último omite por completo al hombre.
La diferencia, naturalmente, reside en el hecho de que las catedrales fueron diseñadas –directa o indirectamente- por hombres que pertenecían a escuelas para el logro de estados de conciencia más elevados y tenían la ventaja de la experiencia adquirida en estas escuelas, mientras que los diseñadores de los planetarios son científicos y técnicos que, aunque inteligentes y calificados suficientemente en su especialidad, no pueden pretender un conocimiento particular de las potencialidades de la máquina humana con que tienen que trabajar.

Concretamente, si poseemos determinadas claves para su interpretación, el hecho más sorprendente respecto a estos antiguos modelos del universo, que surgen en edades, continentes y culturas muy separadas entre sí, es precisamente su semejanza, tan profunda ésta que se podría hacer una muy buena defensa de la idea de que una conciencia superior revela siempre la misma verdad, basándose únicamente en el estudio comparativo de ciertos modelos del universo existentes y que parecen derivarse de aquélla –por ejemplo, la catedral del Chartres, la Gran Esfinge, el Nuevo Testamento, la Divina Comedia o, por otro lado, determinados diagramas cósmicos legados por los alquimistas del siglo XVII, los diseñadores de las barajas del Tarot y los pintores de algunos íconos rusos y de estandartes tibetanos.
Por supuestos, una de las dificultades principales en el camino de este estudio comparativo radica en el hecho de que todos esos modelos se expresan en lenguajes diferentes y en que, para la mente ordinaria impreparada, un lenguaje diferente implica una verdad diferente. De hecho, esta es una ilusión característica del estado ordinario del hombre.
Por el contrario, hasta un pequeño mejoramiento de su percepción revela que el mismo lenguaje, la misma formulación, puede encerrar conceptos diametralmente opuestos, en tanto que lenguajes y formulaciones que a primera vista nada tienen en común pueden, de hecho referir la misma cosa. Por ejemplo, mientras que las palabras honor, amor, democracia se usan universalmente, es casi imposible encontrar dos personas que les atribuyan el mismo significado. Es decir, pues los usos diferentes de la misma palabra pueden ser no comparables. Por otro lado –parecerá éste un pensamiento extraño– la catedral de Chartres, un mazo de barajas del Tarot y ciertas deidades tibetanas profusamente armadas y multicéfalas son, de hecho formulaciones de exactamente las mismas ideas; esto es, son exactamente comparables.

Se hace, así, necesario considerar en este punto la cuestión del lenguaje en relación con la construcción de un modelo del universo, el delineamiento de un esquema de unidad. Fundamentalmente, el lenguaje o forma de expresión se divide según que interese a una u otra de las funciones del hombre, familiares o potenciales. Por ejemplo, una idea determinada puede expresarse en lenguaje filosófico o científico, apelando a la función intelectual del hombre: puede expresársela en lenguaje religioso o poético, que apela a su función emocional; expresen ritos o en danzas que interesan a su función motriz; y, toda vía, puede expresársela en olores o en actitudes físicas que apelan a su fisiología instintiva.
Naturalmente, los mejores ‘modelos del universo’ creados por las escuelas en el pasado, aspiraban a combinar las formulaciones de lo que deseaban expresar, en muchos lenguajes, de modo de afectar a muchas o a todas las funciones al mismo tiempo y, así, contrarrestar en parte la contradicción entre los diferentes aspectos de la naturaleza del hombre, a que ya nos referimos. En la catedral, por ejemplo, se combinaron con todo éxito los lenguajes de la poesía, de las actitudes, del ritual, de la música, del olor, el arte y la arquitectura; y algo semejante parece que se había hecho en las representaciones teatrales de los misterios de Eleusis. En otros casos más, en la Gran Pirámide por ejemplo, parece que el lenguaje de la arquitectura se ha usado no sólo en el simbolismo de su forma, sino con el objeto de crear en la persona que atraviesa la construcción en un determinado sentido, series bastante definidas de choques e impresiones emocionales, las cuales tenían significaciones diferentes por sí mismas y que estaban calculadas para revelar la naturaleza real de la persona que los soportaba.

Todo esto se refiere al uso objetivo del lenguaje —esto es, el uso de un lenguaje definido para evocar una idea definida con conocimiento previo del efecto que se creará, de la función que será afectada y del tipo de persona que responderá a aquél. Tenemos nuevamente que admitir que tal empleo objetivo del lenguaje no se conoce de ordinario —excepto, tal vez, en la forma elemental de la publicidad comercial—, y que su uso más alto puede derivarse, directa o indirecta mente, del conocimiento adquirido en estados de conciencia más elevados.

Además de estos lenguajes reconocibles por los hombres, mediante sus funciones ordinarias, hay otras formas de lenguaje que proceden y que apelan a funciones supra-normales, esto es, funciones que pueden desarrollarse en el hombre, pero de las que ordinariamente no disfruta. Por ejemplo, hay el lenguaje de una función emocional más alta, en el que la formulación tiene el poder de evocar un enorme número de significados sean ya simultáneos o ya sucesivos. Algunas de las más exquisitas poesías, inolvidables en verdad y que –aunque cada vez revelan algo nuevo– nunca pueden comprenderse por completo, pueden pertenecer a esta categoría. Con más evidencia aún, los Evangelios se han suscrito en este lenguaje y, por esta razón, cada uno de sus versículos evoca a un centenar de hombres, un centenar diferente y jamás contradictorio de significados,

En el lenguaje de una función emocional más alta y, en particular, en la función intelectual superior, los símbolos desempeñan papel muy importante. Se basan éstos en la comprensión de verdaderas analogías entre uno y otro cosmos, en las que una forma, función o ley de un cosmos utilizan para sugerir formas, funciones y leyes correspondientes en otros cosmos.

Esta comprensión pertenece exclusivamente a una función superior o potencial del hombre y debe producir siempre una sensación de confusión y hasta de frustramiento cuando se la quiere alcanzar con las funciones ordinarias, tal como es el pensamiento lógico.

Empero, grados más elevados de lenguaje emocional no requieren de expresión externa alguna y, por lo mismo no pueden ser mal interpretadas
Esta digresión acerca del lenguaje es necesaria al final de explicar en parte la forma del presente libro. Porque éste, también debemos admitirlo, pretende ser un modelo del universo –esto es, un conjunto o un diseño del conocimiento de que disponemos, dispuesto en forma de demostrar un todo o una unidad cósmica
Está, ciertamente, envuelto en el ropaje del lenguaje científico y, por ello, se dirige primordialmente a la función intelectual y a la gente en quien predomina dicha función. En verdad, el autor reconoce bien que este lenguaje es el más lento, el más fatigoso y, en algunos sentidos, el más difícil de seguir de todos los lenguajes. El de la poesía, los mitos y los cuentos de hadas, por ejemplo, penetraría más hondamente y puede llevar las ideas con mucha más fuerza y fluidez al entendimiento emocional del lector.

Quizás, después, sea posible un intento en esta dirección

Al mismo tiempo, el lector acostumbrado al lenguaje y el pensamiento científicos encontrará dificultades. El uso libre que se hace de la analogía en todo el libro, podrá parecerle una incongruencia. Y, para su provecho, es mejor hacer aquí una explicación lo más completa posible y un franco reconocimiento por adelantado de los defectos de este método.

Dos caminos tiene el hombre para estudiar el universo. El primero es por inducción: examina el fenómeno, lo clasifica y, luego, intenta inferir leyes y principios de aquéllos. Es éste el método generalmente empleado por la ciencia, El segundo es por deducción: habiéndose percibido o revelado o descubierto determinadas leyes generales y principios, intenta deducir la aplicación de esas leyes a varios estudios especiales y a la vida. Este es el método generalmente utilizado por la religión. El primero comienza con “hechos” y procura elevarse a las “leyes”. El segundo comienza con ‘leyes” y procura descender a los “hechos”.
Estos dos métodos, de hecho, corresponden al trabajo de dos funciones humanas diferentes. El primero es el método de la mente lógica ordinaria, que permanentemente está a nuestro alcance. El segundo se deriva de una función potencial del hombre, la que de ordinario está inactiva por falta de energía nerviosa de intensidad suficiente y que podemos llamar una función mental superior. Esta función, en las raras ocasiones que actúa, revela al hombre leyes en acción, ve todo el mundo fenoménico como producto de las leyes.
Todas las formulaciones verídicas de las leyes universales proceden, reciente o remotamente, del trabajo de esta función superior en algún lugar y en algún hombre. Al mismo tiempo, en la aplicación y comprensión de las leyes reveladas en grandes trechos de tiempo y de cultura, cuando tal revelación no está a su alcance, el hombre tiene que apoyarse en la mente lógica ordinaria.
Esto, de hecho, se reconoce hoy día aún en el pensamiento científico. En su “Nature of the Universe” (Naturaleza del Universo) (1950), Fred Hoyle escribe: “El procedimiento en todas las ramas de la ciencia física, sea la teoría de la gravedad de Newton, la teoría electromagnética de Maxwell, la teoría de la relatividad de Einstein o la teoría del quan tum, es el mismo en su raíz. Se compone d dos pasos. El primero es suponer, por alguna suerte de inspiración, un conjunto de ecuaciones matemáticas. El segundo es asociar los símbolos empleados en las ecuaciones con cantidades físicas mensurables“.
La diferencia entre el trabajo de estas dos mentes no podría haberse expresado mejor.

Pero es aquí donde surge la gran incertidumbre de la humana comprensión. Porque estas dos mentes nunca pueden entenderse de ordinario entre si. Hay entre ellas una diferencia de velocidad demasiado considerable. Del modo como es imposible que se comuniquen un peón que se afana al lado del camino con una carga de leña y una automóvil que cruza velozmente a ochenta millas por hora, debido a la diferencia de velocidad, así es de ordinario imposible la comunicación entre la mente lógica y una mente superior, por la misma razón. A la mente lógica las huellas dejadas por la mente superior parecerán arbitrarias, supersticiosas, ilógicas, no probadas. Para la mente superior, el trabajo de la mente lógica parecerá pesado, innecesario y olvidado del asunto fundamental
De modo ordinario esta dificultad se subsana manteniendo separados estos dos métodos, a los que se les da diferentes nombres y campos de acción diferentes. Los libros de religión o los de matemáticas superiores, que tratan de leyes y principios, abstienen de emplear el método inductivo. Los de ciencia, que tratan de acumulaciones de hechos observados, se abstienen de presumir leyes por adelantado. Y como son gentes diferentes quienes escriben y leen los libros de una u otra clase, o las mismas gentes leen de ambas clases pero con partes bastantes separadas de su mente, se arreglan estos dos métodos para existir juntos sin demasiadas fricciones entre si.

Empero, en el presente libro se emplean simultáneamente ambos métodos. Determinados grandes principios y leyes del universo, que se encontraron su expresión en diferentes países y en todas las edades, y que de tiempo en tiempo, son redescubiertos por hombres individuales a través del trabajo momentáneo de una función superior, reciben franco crédito. De éstos se hacen deducciones que descienden al mundo fenoménico ordinariamente accesible a nosotros, principalmente por medio del método analógico. Al mismo tiempo, se hace un intento para estudiar y clasificar los hechos y fenómenos que nos rodean y, por inferencia, ordenarlos de modo que las clasificaciones conduzcan en ascenso hacia las leyes abstractas que descienden, a su vez, desde arriba.
De hecho –por la razón precedente, que deriva de las diferentes funciones con velocidades ampliamente diferentes— nunca se encuentran los dos métodos. Entre las deducciones admisibles de las leyes generales y las inferencia admisibles de los hechos, queda siempre una zona invisible, donde ambas debieran y deben unirse, pero en la que tal unión Continúa siempre improbada y sin verse.
Por estas razones, el autor estará preparado a admitir que el plan del presente libro —que procura reconciliar los dos métodos— es irrealizable. Se da cuenta cabalmente que una tentativa de esta clase en vuelve inevitablemente una especie de juego de manos, casi una trampa. Y, también, se da cuenta de que este malabarismo no engaña en forma alguna al científico profesional, exclusivamente ligado al método lógico.
Al mismo tiempo está convencido, por una parte, de que la ciencia de la actualidad, sin principios, se encamina hacia una especulación y un materialismo cada vez más obtusos; y, por otra, que los principios religiosos o filosóficos, sin coordinarse con el conocimiento científico que caracteriza a nuestra edad, pueden por hoy sólo concitar el interés de una minoría. Esta convicción le persuade a asumir el riesgo. Quienes utilizan el método lógico exclusivamente, jamás estarán satisfechos con los argumentos brindados; los cuales —admitámoslo— adolecen de vacíos y tachas lógicos. Por otro lado, para quienes están dispuestos a aceptar ambos métodos, esperamos presentar pruebas suficientes que hagan posible que cada lector intente salvar la brecha entre el mundo de los hechos cuotidianos y- el de las grandes leyes — por sí mismo.
Tarea no es ésta que pueda jamás realizarse en un libro cualquiera, ni sería el mayor número de hechos o mayor suma de c tos, de ordinario disponibles a la ciencia sea en el presente o en el futuro, los que pudieran hacerla posible. Más, con ayuda y esfuerzo, pueden realizarse por cada individuo a su propia satisfacción.
Entretanto, respecto al hombre ordinario interesado en su propio destino pero no especialmente en la ciencia, puede decirse solamente, con examen más cuidadoso, que tal vez encontrará que este libro no es tan ‘científico’ como a primera vista parece. El lenguaje científico es el de moda, es la lengua obligatoria hoy en día, así como el lenguaje de la psicología era el de moda hace unos treinta años, el lenguaje pasional el de moda en los tiempos isabelinos y el lenguaje de la religión era el de moda en la Edad Media. Cuando la gente es inducida a comprar pasta dental o cigarrillos mediante argumentos y explicaciones pseudocientificas, evidentemente corresponde esto en alguna forma a la mentalidad de la época. Luego las verdades deben, también expresarse científicamente.
Al mismo tiempo, no se sugiere con esto que el lenguaje científico empleado es una desfiguración, una simulación o una falsificación. Las explicaciones que se dan, hasta donde ha sido posible verificarlas, son correctas y corresponden a la realidad de los hechos. Lo que se afirma es que los principios utilizados con igual corrección podrían aplicarse a cualesquiera otras formas de la experiencia humana, con resultados de igual o mayor interés. Y que son estos principios los importantes, más bien que las ciencias a las que se los aplica.

“El desarrollo de la luz”: Rodney Collin


La intuición sobre la razón

El intelecto tiene poco que hacer en el camino hacia el descubrimiento.
Hay un salto en la conciencia, llámese intuición o como se quiera, la solución nos llega y no sabemos como o por que.
Lo verdaderamente valioso es la intuición.


Albert Einstein


The intellect has little to do on the road to discovery.
There comes a leap in consciousness, call it intuition or what you will, the solution comes to you and you don't know how or why.
The truly valuable thing is the intuition.


  • Thoughts on intuition

  • No tenemos CIENCIA sino ciencias

    “... La ciencia se basa en el experimento y en la observación. No debe conocer el temor, no debe tener ningún dogma, no debe crearse ningún tabú. Pero la ciencia contemporanea, por el mero hecho de haber cortado sus relaciones con la religión y el "misticismo", es decir por haberse creado para sí misma un "tabú" definido, se ha convertido en un instrumento accidental e inseguro del pensamiento.
    La presencia constante de este tabú la obliga a cerrar los ojos a una serie de fenómenos inexplicables e inenteligibles, la despoja de la totalidad y la unidad, y como un resultado nos demuestra que "no tenemos ciencia sino ciencias"...”
    “Un nuevo modelo del universo”; P.D. Ouspensky, p. 38


    “En la actualidad es probable que se tenga demasada inclinación a confundir las ciencias con la Ciencia, que no es la misma cosa, pues si esta siempre es igual, siempre inmutable en sus principios, aquellas por el contrario, varían según lo quieren el parecer y los deseos de los hombres. Asi, lo que hace un siglo, por ejemplo, era una científica verdad de la Física, hoy está muy cerca de hundirse en las fantásticas regiones de lo fabuloso (recuerdese el caso del flogisto) y débese, como ya lo hemos indicado, a que estas cuestiones relativas a los hechos particulares constituyen el dominio propio de las ciencias, dominio en el cual los señores de él cambian a cada paso.
    Nadie ignora que esos hechos particulares son, precisamente, los que atraen la atención de los sabios modernos de modo tan exclusivo que se acaba por adjudicar a la ciencia todos los progresos reales alcanzados en una multitud de ramas especiales. El defecto de tal manera de proceder surge cuando se trata de reunirlo todo, de constituir realmente la Ciencia condensándola en una síntesis, expresión total de la Verdad eterna.
    La idea de crear una síntesis que abrace en pocas e inmutables leyes la enorme masa de conocimientos de detalle que han ido acumulándose desde hace dos siglos, resulta a los ojos de los investigadores de nuestra época un algo que se realizará en tiempos futuros aún tan distantes, esperando que sus más lejanos descendientes futuros lleguen a ver alborear ese día en el horizonte de los conocimientos humanos.
    Seguramente tenemos una audacia increible al afirmar que esa síntesis a existido; que sus leyes son verdaderas hasta el punto que del modo más estricto se acoplan a los descubrimientos modernos ..., y que los iniciados egipcios ... las conocían del modo más íntegro y definitivo.
    ...
    Lo primero que se preguntará, es donde existen las huellas dejadas por tal sabiduría de los antepasados, que clase de conocimientos abarcaba, que conocimientos de caracter práctico ha producido; como podía llegarse a poseer esta pretendida síntesis de los humanos conocimientos.”
    “Tratado elemental de ciencia oculta” Cap.I La Ciencia de los antiguos; Papus
    (Dr Gerard-Anaclet-Vicent Encause, 1865-1916)


    He venido a traerles, no una de las llaves del cielo, el cual debe permanecer cerrado para la ciencia humana, sino una de las llaves de Dios, cuyo poder entero es abrir de golpe las puertas al más elevado progreso del que es capaz el espíritu humano.
    “Conversaciones con la eternidad”: Víctor Hugo; p. 175



  • Quetzalcoatl

  • Olmeca, tradición

  • Teotihuacan

  • Issac Newton, alquimista y teólogo

    La dedicación al estudio de la alquimia y a la teología ya no pueden tenerse hoy día como algo menor, o la otra cara de la vida de Newton. El estudio de sus manuscritos nos revela que el verdadero Newton es el alquimista y teólogo ya que de estas disciplinas nacieron los métodos y motivaciones que luego utilizó para producir los Principia. Newton dedicó grandes esfuerzos a la alquimia, como medio para entender y explorar el mundo natural y descubrir los entresijos del proyecto cósmico divino dejado por Dios y como llave para unir ciencia y religión. Esta inclinación por la alquimia formaba parte de la convicción de Newton de la existencia de un plan maestro en la naturaleza.

    Newton estaba seguro de que Dios había guardado la llave de la sabiduría que da a conocer los secretos de la naturaleza en textos antiguos, pero ese conocimiento se había perdido con el paso de los milenios guardandose solo rastros y restos en las tradiciones y mitos del pasado.

    Newton no era sino un hombre de su tiempo, estudiaba la naturaleza muchas veces a través de los ojos de la religiosidad, identificando Dios y naturaleza. Para el la verdadera religión se encontraba corrompida por el tiempo y los hombres y solo podía volver a encontrarse explorando el mundo de la antigüedad, incluyendo en esta búsqueda de la fe original las investigaciones de la naturaleza.

    Al menos desde 1675, toda la investigación de Isaac Newton se basó en un esfuerzo por integrar el conocimiento alquímico en la filosofía mecanicista. De sus papeles personales se desprende que tuvo su propio atanor, en el que trabajaba con asiduidad e incluso practicaba ritos propiciatorios en los equinoccios y los solsticios.

    A partir de la Ilustración se comenzó a considerar a Newton como el más grande de los genios de la ciencia, tomando por aberrante cualquiera de sus otras facetas, con lo que sus posiciones teológicas y alquímicas se olvidaron. Gran parte de este olvido lo motivó la reserva del sabio sobre sus opiniones, haberlo comentado libremente hubiera significado su expulsión segura de las instituciones académicas y posiblemente perjuicios mayores.

    Otra de la fijaciones de Newton era el estudio de la cultura egipcia antigua, pues consideraba que sus templos reflejaban grandes conocimientos astronómicos ya que los sacerdotes egipcios leían con acierto el libro de las obras de Dios, esto es, la naturaleza.

    Newton y el Templo de Salomón
    El estudio de los antiguos templos era en tiempos de Newton un tema de gran importancia. Sobre todo fueron los templos egipcios y de oriente los que llamaron más la atención, por su función como encarnaciones del cosmos o lugares reservados solo a la elite sacerdotal, centros de los misterios religiosos. Eran tenidos por ser lugares de contacto con dios, centros de la creación o puntos de descanso para la divinidad. Ademas solían representar en su interior las concepciones sobre la estructura del universo de la cultura que los construía.

    El interés de Newton por el Templo de Salomón surgió en la década de 1680 de sus análisis de las profecías bíblicas. Consideró a partir de entonces al Templo como una pieza fundamental de la historia sagrada y fuente de iluminación para comprender el plan de Dios. Preparó diferentes escritos, que nunca fueron publicados ya que hubieran sido considerados heréticos, en los que analizó minuciosamente la geometría y medidas del templo. En uno de estos textos utiliza multitud de fuentes, bíblicas e históricas, para mediante análisis filológicos y cálculos matemáticos descubrir las verdaderas funciones olvidadas del templo y sus medidas exactas, descripciones, planos y comentarios históricos.

    Bibliografía: El Templo de Salomón. Newton, Isaac. Morano, Ciriaco ed. CSIC 1996.

  • Extractado de: La Vida Oculta de Sir Isaac Newton


  • "Si he llegado a ver tan lejos es porque estoy subido a hombros de gigantes" Issac Newton.

  • Teotihuacan

  • Mundos inmateriales

    “... A los descubridores de las dos formas de materia aun les falta descubrir las cualidades de la antimateria, pero ya es dada una descripción vívida en el Bhagavad-Gita. ...
    ... La perfección de la ciencia se dará cuando sea posible que los científicos materiales conozcan las cualidades de la partícula antimaterial y la liberen de la asociación de las temporales partículas materiales. Tal liberación señalaría la culminación del progreso científico. ...
    ... Hay una verdad parcial en la proposición de los científicos de que puede que exista también otro mundo consistente de átomos antimateriales, y que un choque entre los mundos material y antimaterial traería como resultado la aniquilación de ambos.
    Hay un choque que continuamente ocurre: la aniquilación de las partículas materiales tiene lugar en todo momento, y la partícula no material está esforzándose por liberarse. Esto está explicado en el Gita(2.19) de la siguiente manera:
    "La partícula no material, la cual es una entidad viviente es siempre indestructible. Mientras la partícula no material se encuentra dentro de la masa de la energía material -conocida con los nombres de cuerpo burdo y cuerpo sutil-, la entidad se manifiesta como una entidad viviente. En el continuo choque entre las dos partículas, la partícula no material nunca se aniquila. Nadie puede destruir la partícula antimaterial en ningún momento - pasado, presente o futuro".”
    "Viaje facil a otros planetas": Los mundos antimateriales; su divina gracias A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada, pp. 4 y 5

    Tienes que entender el lenguaje de los objetos inanimados para ser capaz de entender a seres como yo que no tenemos una forma visible (116)
    . . .
    ... los mundos de recompensa eran mundos no físicos, brillantes globos de luz en los cuales las almas recompensadas no tenian ni siquiera que contender con la fuerza de gravedad. (158)
    . . .
    no hay castigo eterno. Pero hay penas.
    Esperando su reingreso en la gracia, todos los criminales sufren en su prisión de materia, un castigo proporcional a su crimen. Desde el guijarro en el camino hasta las estrellas del cielo, el universo entero está vivo"
    Pero el entierro universal en la materia es la sentencia impuesta a los culpables, y también el medio por el cual expían sus pecados. (51)
    . . .
    Conocer su crimen no es conocer su castigo. Por castigo quiero decir esperanza de liberación. Por castigo quiero decir certeza de perdón. Por castigo quiero decir ascensión. (103)
    “Conversaciones con la eternidad”: Víctor Hugo


  • Unidad

  • Circulos internos

  • Mente planetaria


    Hemos demostrado a nivel experimental que existe una interacción directa entre cerebros humanos sin que se requiera que estos hayan establecido previamente un contacto ...
    Los resultados que hemos obtenido, indican que todos los cerebros humanos del planeta tierra están interconectados y forman una red de interacciones la cual podría ser la estructura anatómica del cerebro de "Gaia" y el fundamento fisiológico y energético de la conciencia Planetaria.
    ... las evidencias descritas ... indican que todo lo que sucede en el Universo es registrado por el cerebro humano pero no alcanza a detectarse en la conciencia individual por el ruido del sistema y por una falta de entrenamiento que incremente la relación señal/ruido.
    La Conciencia acerca de un evento surge cuando se incrementa la relación señal/ruido haciendo destacar el evento sobre el fondo del sistema.
    Profundas reflexiones acerca de la naturaleza de la Conciencia se pueden derivar a partir de nuestros resultados experimentales.
    Primero, se antoja pensar que la Conciencia existe en todo y que el ser humano o bien la focaliza en sus pensamientos de identidad limitada o accede a percibirse como la Unidad a la que su cerebro tiene acceso. Esta "Unidad" posee varios niveles, desde la propiamente corporal humana, la colectiva, la nacional, la planetaria o la Universal. Cada nivel posee un cuerpo y un cerebro aunque de fundamento todas coparticipen y estén sostenidas por la misma Conciencia.
    Segundo, el hecho de que todos estemos interconectados y de que cada uno de nosotros sea capaz de detectar todo lo que acontece en el Universo, indica que somos doblemente responsables de la marcha del Cosmos; por ser perceptivos al mismo hasta el extremo de ser Uno con él y por que al ser afectados por el orden Universal también lo afectamos y participamos favoreciendo su buen funcionamiento o de otra manera oponiéndonos a él.
    Si somos las "hiperneuronas" del cerebro de "Gaia", la "buena conciencia" de la unidad a la que pertenecemos depende de cada uno de nosotros.
    Sabiéndolo, actuemos y pensemos alimentando a "Gaia" de belleza y amor y eso mismo será lo que "misteriosamente" recibiremos y cosecharemos.
    "Fluir en el sin Yo"; Conclusiones (extracto): Grinberg Z, Jacobo; p.102


    Fragmento de video donde diversas personalidades hablan acerca de la creación de la realidad y la mente unificada, entre ellas el físico indú Amit Goswami, autor del libro "Physics of the Soul: The Quantum Book of Living, Dying, Reincarnation and Immortality" basado, entre otras fuentes, en el trabajo pionero del investigador sobre la conciencia y los chamanes de México, el Dr. en ciencias biomédicas Jacobo Grinberg.


  • La teoría sintérgica (Implicaciones epistemológicas de)

  • La teoría sintérgica y Los Chamanes de México

  • Chamanismo esencial